codex nasus


Un día mis ojos se toparon con unos bustos del artista Jon Rafman .
Al mirarlos, pensé que me gustaría tener este conocimiento técnico.
para trabajar con materiales como el mármol o la madera
para resaltar formas poéticas en volumen.

Entonces me dije que, en algún lugar, como perfumista, yo también esculpí el material,
Materiales volátiles que son moléculas olorosas.

Y estas formas invisibles a los ojos
pero perceptible a la nariz,
esculpió el aire, con la piel como una estela.

Entonces pensé: no está tan mal esculpir el aire, el espacio.
Es conmovedor, vivo, único, gracias a quien lo viste.
la forma aérea esculpida, es decir, el aroma.

boceto de nariz

No me gusta decirme a mí mismo,
Me gustan los intersticios que dicen
sin que tengamos que decir nada.

me gustan las historias,
más cuando me dicen
y más aún quienes las cuentan.

Me gustan los encuentros cara a cara con los olores.
porque estan en silencio
y su charla está en otra parte
en lo indecible.

No me gusta decir mis perfumes,
ni los de los demás.
Me gusta contar su esquema.
por una historia completamente diferente.

Mi trabajo me lleva al análisis mientras que nuestras narices nunca deben buscar evaluar y menos comprender una creación ligada a lo íntimo, a lo indecible. Entonces usaré las palabras del poeta argentino Roberto Juarroz :


“Hablar de poesía y la poesía misma consiste en hablar de algo que no se puede entender. No es posible definir la poesía, como tampoco es posible definir la realidad. ¿Pero podemos definir la vida, el amor, la muerte, la música, el dolor, los sueños? ¿Podemos definir algo? ¿O todo se reduce en última instancia a un pequeño acercamiento a lo esquivo, al sueño de una formulación de lo inaccesible? Bashô no sólo fue un maestro zen, sino también uno de los más grandes poetas de su tiempo. No entendía el Zen, no entendía la poesía, pero las vivía, las experimentaba, las creaba. […] En definitiva, el poema no admite explicación ni discurso paralelo”.

bocetos de boca y nariz